sábado, 30 de abril de 2011

Danzad y leed




Un libro reciente publicado por el científico francés Stanislas Dehaene, titulado “Les neurones de la lectura”, afirma que la lectura no es una capacidad innata en el ser humano sino que requiere de un aprendizaje que necesita tiempo y paciencia para permitirnos llegar a ser buenos lectores, tal como afirmaba el escritor Joseph Addison, que hace más de 300 años escribió que “Leer es para la mente lo que el ejercicio físico es para el cuerpo”.Así, estos estudios están demostrado que la lectura pausada promueve la concentración y aumenta la cantidad de neuronas de nuestro cerebro, compensando el proceso degenerativo que se produce de forma natural a lo largo de los años. Además, los neurocientíficos han descubierto que el consumo apasionado de libros de ficción se acompaña de mejores habilidades sociales, como la empatía.
El especialista en lenguas clásicas Eric Havelock sostiene que la lectura reflexiva crea en el cerebro nuevos circuitos neuronales que desarrollan la capacidad de crear pensamientos novedosos e innovadores, llevando estos a una revolución cultural al contar con ciudadanos que transforman la información obtenida de la lectura reflexiva en conocimiento útil social, tal como pasó en la Grecia antigua, donde el uso de su alfabeto pudo liberar una capacidad tal en el cerebro de sus ciudadanos que llevó al esplendor de la cultura griega.
Si esto es así, si la lectura pausada y reflexiva muestra tales beneficios individuales y sociales al modificar los circuitos neuronales de quienes la practican, ¿qué pasa cuando la lectura se convierte en un proceso más de la multitarea digital que el proceso globalizador parece arrastrarnos? ¿está preparado el nuevo cerebro digital para crear pensamientos novedosos e innovadores, o por el contrario está limitando dichas características? ¿debemos aprender nuevamente a leer bajo este paradigma de letras digitales?

Son incógnitas que como profesionales de la información se abren ante nosotros y que esperemos encontrar sus respuestas con la ayuda de los nuevos avances de la neuroinformación.


Tomado del blog
http://libreriamichelena.blogspot.com/2011/04/la-lectura-no-es-innata-nuestro-cerebro.html

miércoles, 27 de abril de 2011

ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA (y nosotros lo escuchamos)



"Cada día en el que no hayamos danzado al menos una vez, es un día perdido"
Nietzsche, Así habló Zaratustra.

Número del musical Chicago, de Bob Fosse recreado por alumnos(y una profe de incógnito) del IES ATENEA de San Sebastián de los Reyes.
Artistas por orden de aparición:
Daniel Álvarez Martín
Alberto Pascual López
Miriam Gallardo
Silvia Sanchidrián
Marina de la Hoz
Teresa Escosa

jueves, 14 de abril de 2011

GRAN BOB FOSSE



Coreografía de la película My sweet charity, protagonizada por Shirley Mclaine, dirigida y coregrafiada por Bob Fosse. La historia es una adaptación musical de Las noches de Cabiria de Fellini y hay números memorables, aunque fue un fracaso de taquilla. Pero de todos, me quedo con este gran número, una coreografía diferente, original, llena de vida y creatividad. Las figuras de los bailarines bailarinas están tan bien conseguidas que, en ocasiones, parecen esculturas y la bailarina de la larga coleta es divina, ese movimiento de todo el cuerpo, pero en especial de las manos, me hipnotiza.
¡Seguimos con el espectáculo!

viernes, 1 de abril de 2011

EL ESPECTÁCULO VA A COMENZAR



Hola mis chicas aguerridas y atrevidas. Aquí está la coreografía, parece complicada, pero no es tanto, ya veréis, nos quedará estupenda. La voltereta lateral ya la dejaremos para otra ocasión(no porque no podamos sino porque con el vestido corto se nos verían las vergüenzas;)El comienzo habrá que cambiarlo porque carecemos de esos abrigazos y lo que es más importante¡no tenemos escaleras de vedettes que bajar!Deberían instalarnos unas, pero no creo que haya presupuesto. En conclusión, ese primer momento, cuando cantan y no bailan, lo haremos de otra manera, tengo alguna idea, pero esto lo hacemos entre todas y se admiten sugerencias. Iremos puliendo y recordad que no hay que tener miedo, ni vergüenza, que un artista se crece en el escenario.
That's entertainment!